Las propiedades curativas de la arcilla son interminables y llegan a nosotros a través de la historia más antigua en el antiguo Egipto se utilizaba la arcilla como
agente curativo en inflamaciones y úlceras por sus efectos antinflamatorios, cicatrizantes, purificadores, calmantes y antibacteriológicos, de hecho
es uno de los desinfectantes más importantes de la naturaleza; actúa inhibiendo el desarrollo de gérmenes y favoreciendo la regeneración celular.
Al ser
muy porosa, posee una gran capacidad de absorción, y esto le permite recoger gran cantidad de calor y atraer las toxinas acumuladas bajo la piel para que sean expulsadas. Esto la convierte no solo en un
gran depurativo de la piel, sino también muy útil para la expulsión a través de la pie del ácido úrico acumulado en el organismo. También posee un gran
poder para absorber gases, bacterias y toxinas del tubo digestivo cuando se ingiere, de modo que es capaz de curar diarreas infecciosas y otras enfermedades del aparato digestivo. Tomar cada hora una cucharadita de arcilla diluida puede salvar la vida de una persona con una diarrea infecciosa grave. Resulta también muy útil en golpes, heridas, picaduras de insectos, quemaduras, y actúa en los órganos internos infamados al aplicarlo en forma de cataplasma caliente.
Entre los componentes de la arcilla se encuentran la sílice, el calcio. La sílice juega un papel muy importante en los sistemas óseo, nervioso, respiratorio y vascular. Es remineralizante, desintoxicante y juega un papel importante en la defensa del organismo. El calcio en fundamental contra la anemia y en la constitución de los huesos y actúa también en dientes, tendones y núcleos celulares.
Es un tónico general, un regenerador celular, un antiséptico y un drenador hepático. También favorece las reacciones de defensa del organismo y combate la trombosis y la arteriosclerosis. la arcilla posee además otros componentes como hierro, aluminio y potasio.
Formas de administrar la arcilla:
- Arcilla por vía interna (agua de arcilla)
- Arcilla por vía externa aplicándose sobre la piel, en cataplasmas.
Propiedades de la arcilla
El naturópata francés Raymond Dextreit llega a afirmar (por la efectividad que tiene la arcilla) que “es una sustancia viva que actúa con discernimiento y frena la proliferación de cuerpos parasitarios, microbios o bacterias patógenas, a la vez que favorece la reconstitución celular sana”.
La arcilla actúa en el foco de la enfermedad y efectúa una limpieza completa y la evacuación de elementos indeseables como pus. Por su poder de absorción neutraliza y drena las impurezas de los tejidos, retiene todo tipo de líquidos y absorbe los malos olores y decolora.
La radiactividad de la arcilla posee un poder regenerador a la vez que absorbe las radiaciones negativas. Según Dextreit la arcilla estimula la radiactividad de los cuerpos sobre los que se aplica si ésta es deficitaria, o en caso de superabundancia absorbe su exceso, es decir, tiene un efecto regulador. Para Marie-France Muller, la arcilla podría desempeñar un papel protector en un organismo debilitado por las radiaciones ionizantes, muy importantes en la actualidad, cuando pasamos varias horas delante del ordenador y el televisor.
La arcilla impide la proliferación bacteriana y microbiana, reforzando las defensas del organismo hasta producir una revitalización general que a veces puede estar acompañada de excitación nerviosa: lo que está latente se pone de manifiesto según Michel Abehsera, para quien los remedios naturales conducen siempre a la exteriorización de los síntomas.
La arcilla además reduce considerablemente la toxicidad de substancias dañinas y neutraliza los venenos.
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